Incentivos fiscales para la actividad científica: ¿Cuál es la información oficial?
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Por alguna razón, no del todo fundada, pero siempre presente, la aplicación o distribución de los incentivos fiscales para fomentar la actividad científica y tecnológica generan polémica, confusión y suspicacia. Ahora, se confunden los montos que dijo el Ejecutivo federal en su penúltimo informe de gobierno y los que para ese mismo año dice el comité encargado de distribuirlos; los primeros suman casi ocho veces más que los segundos. Los datos son oficiales y se supondrían confiables. No lo parecen.
La experiencia con la puesta en marcha de los incentivos fiscales es más o menos conocida. Hasta antes de los años 2000, la normatividad preveía la posibilidad de deducir del Impuesto sobre la Renta (ISR) el gasto destinado a capacitación y a investigación y desarrollo. El crédito fiscal era hasta por 20 por ciento de los recursos destinados a ese tipo de actividades y se consideraban 500 millones de pesos como monto máximo. Sin embargo, prácticamente ningún empresario, por más audaz que fuera, intentaba la deducibilidad, ya fuera porque esas actividades no eran de su interés o por no enfrentarse a la burocracia de Hacienda.